“Somos lo que elegimos comer”. Nuestras decisiones y elecciones en cuanto a la cesta de la compra determinan nuestra salud y son el primer paso a observar. El ritmo de vida que llevamos favorece a las grandes empresas alimentarias para hacernos creer que no es necesario que invirtamos parte de nuestro preciado tiempo en hacer una compra consciente, seleccionando con cuidado cada ingrediente y cocinar nosotros mismos todo aquello que vayamos a consumir. Nos bombardean con publicidad que nos ofrecen platos suculentos, deliciosamente salados, dulces y llenos de calorías y aditivos que no nos aportan nada bueno para la salud. Este tipo de alimentos procesados aporta muchas menos proteínas y vitaminas que el alimento en su estado natural o casero. Por eso, para poder llevar un estilo de vida saludable, merece la pena cambiar nuestros hábitos de consumo.
Existe un mundo racional en el que entras al supermercado y no compras guiándote por tus antojos o tu subconsciente. Ese mundo en el que la publicidad no te puede manipular y afectar tus decisiones de compra. Pero para lograr ese estado de “sabiduría” conocido como “compra consciente”, tienes que aprender a manejar algunos trucos para no caer en las trampas que te tienden por el camino. Comprar de manera consciente consiste en hacer la compra de lo que realmente te hace falta en casa. Aquí algunos tips para prestar atención:
- Estómago lleno. Lo peor que puedes hacer al ir a comprar es ir con el estómago vacío. Si vas con hambre, al final metes todos los antojos en el carrito.
- Sin hijos. Son un peligro para alcanzar una compra consciente. Porque son los más expuestos a los estímulos subconscientes de las marcas.
- Menú semanal. Es una manera inteligente de atenerte a respetar la compra de los ingredientes que te hacen falta para alimentarte, sin comprar de más y sin tener que tirar la comida.
- Placer. Disfrutar de la comida también es importante para fomentar la compra consciente. Esto implica olvidarse de los móviles, tablets, televisión, … y poner el foco en lo que tenemos delante.
¿Qué alimentos elegir en una compra consciente?
- Legumbres. Son muy nutritivas y una buena fuente de fibra, proteínas, carbohidratos, vitaminas del grupo B y minerales.
- Cereales Integrales. Son la mejor fuente de carbohidratos, y por tanto, los máximos responsables de proporcionarnos energía, que luego el cuerpo convierte en glucosa para nuestras células.
- Germinados. Son ricos en aminoácidos y poseen una excelente relación calcio/fósforo que los hace perfectos para fortalecer los huesos. Tienen una gran capacidad antioxidante, cicatrizante y de desintoxicación general del organismo.
- Algas. Son riquísimas en minerales (calcio, magnesio, hierro, potasio y fósforo) y oligoelementos (yodo, silicio, zinc, manganeso, cobre y selenio) que contribuyen a alcalinizar la sangre. También contienen vitaminas, proteínas y ácidos grasos esenciales Omega3.
- Frutas. Ricas en antioxidantes que ejercen una función importantísima para el mantenimiento de la salud, ya que neutralizan los radicales libres.
- Verduras y Hortalizas. Son de vital importancia para la salud por su contenido en fibra, vitaminas y minerales. Además de Hidratos de Carbono, agua y sustancias fitoquímicas y antioxidantes.
- Alimentos de origen animal. En esta categoría, el pescado tendría preferencia sobre la carne. Para muchas personas es la forma más fácil de asimilar hierro, vitamina B12 (muy difícil de obtener de productos vegetales) y aminoácidos, ya que la carne, el pescado y los huevos contienen proteínas completas. El pescado es una excelente fuente de proteínas, pues es más fácil de digerir y menos acidificante que la carne y contiene grasas más saludables, en especial, los pescados azules de origen salvaje, ricos en ácidos grasos esenciales Omega3 (caballa, anchoas, sardinas, salmón…)
- Sal. Es importante que se opte por la sal marina y no sal de mesa refinada. La sal marina sin refinar contiene hasta 90 minerales y oligoelementos diferentes y contribuye a remineralizar el organismo y mantener un buen equilibrio ácido-alcalino.
Prisas, pereza, falta de tiempo para cocinar y para ir al mercado… Son muchos los factores que juegan en contra para llevar a cabo una alimentación sana, donde en más ocasiones de las que deberíamos, preferimos cocinar productos precocinados rápidos de hacer (incluida la comida rápida) frente a comprar productos frescos en el supermercado y cocinarlos de forma saludable. Comparado con hace años, nuestro estilo de vida ha cambiado y, con ello, nuestros hábitos alimenticios. Es importante aprender a alimentarnos conscientemente para conseguir una nutrición óptima. Solo así podremos conseguir un cuerpo sano y con más energía.
